Paraguay

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Atardecer en Sanber

martes, 23 de septiembre de 2008

¿Qué es ser excelente?


Ser excelente es hacer las cosas, no buscar razones para demostrar que no se pueden hacer.
Ser excelente es comprender que la vida no es algo que se nos da por hecho, sino que tenemos que producir las oportunidades para alcanzar el éxito.
Ser excelente es trazarse un plan y lograr los objetivos deseados a pesar de todas las circunstancias.
Ser excelente es decir: “me equivoqué” y proponerse no cometer el mismo error.
Ser excelente es levantarse cada vez que se fracasa, con un espíritu de aprendizaje y superación.
Ser excelente es reclamarse a sí mismo el desarrollo pleno de nuestras potencialidades, buscando incansablemente la realización.
Ser excelente es entender que a través del privilegio diario de nuestro trabajo podemos alcanzar la realización.
Ser excelente es ser un creador de algo, un sistema impuesto, una empresa, un hogar, una vida.
Ser excelente es ejercer nuestra libertad y ser responsable de cada una de nuestras acciones.
Ser excelente es levantar los ojos de la tierra, elevar el espíritu y soñar con lograr lo imposible.
Ser excelente es trascender a nuestro tiempo legando a las futuras generaciones un mundo mejor...


Miguel Ángel Cornejo (México)

SABIDURÍA ECLÉCTICA

La vida es un ensayo. Es sólo un ensayo. Si hubiera sido una vida de verdad habríamos recibido
más instrucciones con explicaciones acerca de adonde ir y qué hacer. Hallado en una cartelera Trato hecho
Cuando Marita tenía trece años, estaban de moda las remeras desteñidas y los jeans gastados. Si bien yo había crecido durante la Depresión y sin dinero para ropa, nunca me había vestido pobremente. Un día, la vi a la orilla del camino frotando las costuras de los jeans contra el polvo y las piedras. Me dio mucha rabia que arruinara esos pantalones que acababa de comprarle y fui a
decírselo. Mientras yo representaba mi telenovela de la privación infantil, ella seguía frotando. Al terminar, sin haber provocado en ella ninguna lágrima de arrepenti-
miento, le pregunté por qué estropeaba sus jeans nuevos.
—No se pueden usar nuevos —me respondió sin
levantar la vista.
—¿Por qué no?
—Porque no, por eso los arruino para que parezcan
viejos. —¡Qué falta total de lógica! ¿Cómo podía estar de
moda arruinar ropa nueva?
Todas las mañanas, cuando salía para el colegio, la miraba y suspiraba: "Mi hija con semejante aspecto". Y ahí estaba, de pie, con una remera vieja del padre, desteñida, con grandes tiras y manchas azules. Para trapo, pensaba. Y esos jeans tan ajustados que me daba la
sensación de que si respiraba hondo reventarían atrás. ¿Pero cómo iban a soltarse? Le quedaban tan ajustados que no se podían mover. Los dobladillos deshilachados
con la ayuda de las piedras tenían flecos que se arras- traban cuando caminaba.
Un día, cuando ya se había ido al colegio, sentí que el Señor me llamaba la atención diciéndome:
—¿Te das cuenta de cuáles son las últimas palabras
que le dices a Manta todos los días?:
"Mi hija con semejante aspecto". Cuando llega al colegio y los amigas hablen de sus madres anticuadas que se quejan todo el tiempo, tendrá para aportar tus constantes comentarios.
¿Alguna vez miraste a las demás chicas de la secundaria? ¿Por qué no les echas un vistazo?
Ese día fui a buscarla y observé que muchas de las otras chicas lucían aún peor. En el camino de vuelta, mencioné que mi reacción con sus jeans había sido exagerada.
Le propuse un acuerdo:
—De aquí en más, puedes ponerte lo que quieras para ir al colegio y con tus amigos y no voy a fastidiarte.
—Va a ser un alivio.
—Pero cuando vengas conmigo a la iglesia, o a hacer
compras, o a visitar a mis amigos, me gustaría que te vis-
tieras con algo que sepas que me gusta sin tener que
decirte ni una palabra. Lo pensó.
—Significa noventa y cinco por ciento a tu modo y
cinco por ciento al mío —agregué—. ¿Qué te parece?
Una chispa se encendió en sus ojos al extender su
mano y estrechar la mía:
—¡Madre, trato hecho!
A partir de ese momento, empecé a despedirme de ella alegremente en la mañana y no la fastidié más con la ropa. Cuando salía conmigo, se vestía como
correspondía sin hacer escándalo.
¡Teníamos un trato!
Florence Littauer ( de: Chocolante caliente para el alma)

lunes, 15 de septiembre de 2008

frases y mas frases...

El amor hace que su alma salga de su escondite.

Cuando el amor no es locura, no es amor. (Pedro Calderón de la Barca)

No se ama a una mujer porque sea bella. Es bella porque se le ama.

Cada día le quiero mas que ayer y menos que mañana.

El amor es un acto de perdón interminable... una mirada tierna que se convierte en hábito (Peter Ustinov)

El tiempo es demasiado lento para aquellos que esperan... demasiado rápido para aquellos que temen.... demasiado largo para aquellos que sufren.... demasiado corto para aquellos que celebran... pero para aquellos que aman, el tiempo es eterno. (Henry Van Dyke)

Los que prefieren la sensatez y huyen de la locura son incapaces de sentir el amor verdadero.

Un viejo enamorado es como una flor en invierno (refrán portugués).

El amor es un juego en el que ambos jugadores pueden ganar (Eva Gabor).

El amor es como la guerra - es fácil empezar pero difícil terminar.

El amor es una condición en la que la felicidad de otra persona es condición imprescindible para su propia felicidad.

Para mi la definicion perfecta del amor eres tú.

La amistad es como el mar, se ve el principio pero no el final.

No te enemore de los ojos verdes por que son traicioneros, pero enamorte de los mios que son negros pero cinseros

Dicen que los angeles son las criaturas más bellas del mundo. entonces debo tener mucha suerte porqie e encontrado uno...

Mi vida roza por tu piel, mientras que mi carne se llena de sangre hasta que no llege a mi corazon voy a segir queriendote como nadie te a querido

El corazón no entiende de motivos ni razón

El que se enamora pierde pero valió la pena.¿El amor es una locura? uy si es así estamos re esquizofrénicos.¿El amor es una mentira? wuau que mundo tan mentiroso en la cual estamos viviendo.¡El amor no existe! ah entonces como existimos.El amor es como las palomas vienen se cagan y se van

El desafío de las madres que educan desde la distancia

En un mundo globalizado, los viajes en busca de una vida mejor suelen separar a las familias. Sin embargo, las mujeres utilizan todos los medios para seguir muy cerca de sus hijos, como compañeras y guías El perfil de la inmigración cambió y las mujeres tomaron las riendas de su vida y de sus familias, de las que las separan miles de kilómetros en busca de una oportunidad. Ahora deben afrontar el reto de sobrevivir y seguir siendo, aun en la distancia, educadoras de sus hijos.
La pedagoga argentina Nora Rodríguez, que lleva viviendo 20 años en España, consciente de las situaciones a las que se enfrentan estas mujeres escribió Educar en el locutorio, un libro "sobre madres que dejaron temporalmente a sus hijos y cuyo equipaje más valioso son los recuerdos, las ilusiones y los retazos de promesas que arrastran mientras aprenden a educar en la distancia".
Para escribirlo, se reunió con 130 madres inmigrantes entre las que hay bolivianas, ecuatorianas, dominicanas, colombinas, guatemaltecas, filipinas, rumanas, camerunesas y magrebíes, a las que llama "heroínas del siglo XXI".
Recogió una selección de estos relatos, que según reconoció en una entrevista con Efe, algunos de ellos los escribió entre lágrimas, para acercar la historia que hay detrás de muchas empleadas en España y que le sirven como recurso para marcar las pautas que deben seguir para continuar estando cerca de sus hijos.
"Antes la madre que emigraba era una madre ausente, pero ahora gracias a las nuevas tecnologías, a internet, a los locutorios, es una presencia, una madre que puede estar todo el tiempo acompañando a su hijo, a pesar de la distancia", aseguró.
Los cambios en la historia
Rodríguez señaló que hubo un cambio en los flujos migratorios, antes era el hombre el que emigraba y cuando conseguía los papeles agrupaba a la familia. Pero ahora es la mujer "la que deja a su marido y a sus hijos, a quienes deja al cuidado de su madre o de sus hermanas, y viene a buscar un futuro mejor".
Sin embargo, esto no implica que la mujer deje de ser educadora, "los hijos necesitan seguir manteniendo el apego, el vínculo" con esa madre, que es necesario que esté presente.
Al emigrar "la familia no se rompe, se rompe el proyecto familiar", por lo tanto, "el papel de la madre sigue siendo el mismo que si estuviera cerca que es acompañar en el crecimiento, ayudar a construir la personalidad, dar valores y prepararlos para la vida".